Se oye en la noche un grito sin fin, Dicen algunos “Vivimos en Paz” |
Concepción que de una u otra manera dejaba entrever la necesidad de luchar por la tan ansiada paz, perspectiva que encontró terreno fértil para el desarrollo de una cultura de lucha, así como para la búsqueda y generación de un conflicto fructífero.
La lucha se dio, en varios frentes, el conflicto se dio, con diversos actores, pero el resultado aparentemente se debilitó en el camino, el medio se convirtió en el centro protagónico del quehacer, olvidando el fin que se buscaba. Faltó a los lideres la visión de aclarar a la sociedad que el fin supremo de justicia social era la meta, y no la lucha eficiente como garantía de una paz duradera.
Paradójicamente asistimos hoy a una cada vez más generalizada “confusión” entre paz y pacificación, pues a la luz de los años de guerra interna que vivió nuestro país y luego de lograr “pacificarlo”, al costo que todos conocemos: corrupción e irrespeto de los derechos humanos, hoy tenemos mensajes como el que en días pasados se publicaba en The Economist(2) , “El principal desafío para el presidente Alan García será mantener la estabilidad en un país donde la profunda división social y regional está contribuyendo al aumento de las tensiones políticas”, lo que refleja claramente la incapacidad de nuestros gobernantes para revertir las condiciones mismas que dieron origen la violencia; y así una vez más debemos asumir que “según analistas británicos, lo más difícil para el Perú todavía está por llegar, pues si bien la economía creció en los últimos años, los problemas sociales siguen siendo los mismos”(3).
Esto sin duda refleja una realidad que tiene un correlato extremadamente práctico en la vida de varios millones de peruanos, pues la paz puede tener varias “caras”, por ejemplo en relación a la paz laboral, la paz familiar, la paz comunal, la paz económica, la paz interna a nivel personal. Desde cada una de estas perspectivas es posible abordar el “fenómeno” de la paz e identificar aquellos aspectos en los cuales quizá estemos “pacificados” pero no en paz. Para ello es necesario reflexionar sobre lo importante que es la práctica de valores de todos los miembros de la sociedad, como base sólida de todo proyecto social tendente a brindar justicia como inicio y paz como consecuencia.
Otra de las “paradojas más grandes que se viven hoy en la región es que el bienestar de las familias es una condición fundamental para el desarrollo educativo de las nuevas generaciones, pero el acceso a ese bienestar está regido casi exclusivamente por el mercado. La calidad de vida de las familias depende del modo en que se articulan con el mercado de trabajo, en contextos en que esos mercados son altamente excluyentes y competitivos”(4).
Para mostrar esta realidad que no solo se observa desde fuera sino que además, y lamentablemente, se vive desde dentro, revisemos algunas cifras que expone el ex Jefe del Instituto Nacional de Estadística, Farid Matuk(5) en relación al crecimiento económico acontecido en nuestro país durante los últimos dos años: “…si el tamaño de la torta era 100 en el tercer trimestre de 2006, creció a 120 en el tercer trimestre de 2008; pero este crecimiento fue vano para cada uno de los tres peruanos de cada diez que padecía hambre hace dos años, porque ahora siguen siendo 3 de cada
Visto desde otra perspectiva y dicho de otra manera, días atrás advertía un líder sindical chileno en relación a la tan solicitada flexibilización laboral requerida por el sector empresarial(6) : "Las inversiones se van a ir cuando la paz social se altere. Yo estoy seguro que el día que nos agredan se acaba la paz social. Hay un límite de lo que uno puede aguantar", lo cual además nos confirma que el de la desigualdad y la falta de paz no es un problema propio del Perú, sino de la región.
Confirmando esta visión latinoamericana de la pobreza, el desarrollo y de la “paz”, tenemos que “En 2007, en América Latina el 34,1% -184 millones de personas- de la población vivía en pobreza y el 12,6% -68 millones de personas- en pobreza extrema. Sin embargo, en 2008 la pobreza sólo bajó casi un punto porcentual, al colocarse en 182 millones de individuos, mientras que la pobreza extrema aumentó a 71 millones”(7).
Consecuentemente y a la búsqueda de alternativas viables de mejores escenarios para el desarrollo de nuestros pueblos debemos asumir la “construcción de la paz como una tarea permanente, que requiere la defensa de la vida, de la ecología social y humana y de los derechos humanos, en el marco de las formas democráticas de convivencia y en función de un Desarrollo Humano Integral”(8) y comprender finalmente que “la paz no se reduce a la ausencia de violencia, ni se genera espontáneamente por meros sentimientos de compasión, ni, menos aún, puede ser solamente el fruto de decisiones de los centros de poder mundial (9).
Tarea permanente que en
En tal sentido vale la pena rescatar el aporte del poeta, Luis Espinal(11), en relación a la paz
Señor de la vida, enséñanos a trabajar |
La paz debe concebirse, no solo como ausencia de violencia física, sino de una forma más integral que asegure ausencia de todo tipo de violencia, tanto física, psíquica y social; y para ello es necesario modificar todas las relaciones entre seres humanos, que garanticen justicia social como ingrediente básico de una paz sostenible, y no una situación de relaciones tensas entre los diferentes actores sociales por la injusticia estructural que tienen nuestras sociedades.
Entonces, ¿será posible cantar hoy la misma canción?, ¿quizá con otra letra?
Se oye cada día una melodía sin fin, Decimos todos “Vivimos en Paz” |
(1) Tomado de: “Celebraciones de
(2) Publicado en Revista “Somos” de “El Comercio”, el sábado 10 de enero de 2009, pp.3, en referencia a una publicación en “The Economist” del 05 de enero de 2009.
(3) Ibid.
(4) Tomado de: www.siteal.iipe-oei.org, “La escuela y los adolescentes”, febrero 2008, Sistema de Información de Tendencias Educativas en America Latina - SITEAL
(5) Publicado en Diario “
(6) Tomado de “Argumentos inflexibles” en América Economía Online, Anticipo Edición 371, difundida el 31 de enero de 2009.
(7) Tomado de “El efecto más cruel” en América Economía Online, Anticipo Edición 371, difundida el 31 de enero de 2009.
(8) “Referencias para un Modelo de Desarrollo Humano Integral”, Centro Latinoamericano para el Desarrollo,
(9) Ibid.
(10) “Reconciliación y Opción por los Pobres”, Instituto Bartolome de las Casas - IBC y Centro de Estudios y Publicaciones - CEP, 2007
(11) “Oraciones a quemarropa”, Luis Espinal, Centro de Estudios y Publicaciones – CEP, 3ra, Edición, 1988, pp. 80.
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