jueves, 16 de abril de 2009

Paz y Pacificación

Por: Hna. Irene MacDannell, SP, Hno. Leonardo Rego, OMI y Mg. Jorge A. Ramos S.

¿Cómo abordar el "fenómeno" de la paz?, allá por los años setenta se abordaba a veces mediante una canción (1):


Se oye en la noche un grito sin fin,
viene llorando pidiendo la paz.
Dolor de hombres que mueren sin más.
¿Porqué la guerra, porqué la ambición?

Dicen algunos “Vivimos en Paz”
pero en el pueblo se da la opresión.

La Paz que oprime si no hay libertad,
Silencio y muerte la paz del temor.


Concepción que de una u otra manera dejaba entrever la necesidad de luchar por la tan ansiada paz, perspectiva que encontró terreno fértil para el desarrollo de una cultura de lucha, así como para la búsqueda y generación de un conflicto fructífero.

La lucha se dio, en varios frentes, el conflicto se dio, con diversos actores, pero el resultado aparentemente se debilitó en el camino, el medio se convirtió en el centro protagónico del quehacer, olvidando el fin que se buscaba. Faltó a los lideres la visión de aclarar a la sociedad que el fin supremo de justicia social era la meta, y no la lucha eficiente como garantía de una paz duradera.

Paradójicamente asistimos hoy a una cada vez más generalizada “confusión” entre paz y pacificación, pues a la luz de los años de guerra interna que vivió nuestro país y luego de lograr “pacificarlo”, al costo que todos conocemos: corrupción e irrespeto de los derechos humanos, hoy tenemos mensajes como el que en días pasados se publicaba en The Economist(2) , “El principal desafío para el presidente Alan García será mantener la estabilidad en un país donde la profunda división social y regional está contribuyendo al aumento de las tensiones políticas”, lo que refleja claramente la incapacidad de nuestros gobernantes para revertir las condiciones mismas que dieron origen la violencia; y así una vez más debemos asumir que “según analistas británicos, lo más difícil para el Perú todavía está por llegar, pues si bien la economía creció en los últimos años, los problemas sociales siguen siendo los mismos”(3).

Esto sin duda refleja una realidad que tiene un correlato extremadamente práctico en la vida de varios millones de peruanos, pues la paz puede tener varias “caras”, por ejemplo en relación a la paz laboral, la paz familiar, la paz comunal, la paz económica, la paz interna a nivel personal. Desde cada una de estas perspectivas es posible abordar el “fenómeno” de la paz e identificar aquellos aspectos en los cuales quizá estemos “pacificados” pero no en paz. Para ello es necesario reflexionar sobre lo importante que es la práctica de valores de todos los miembros de la sociedad, como base sólida de todo proyecto social tendente a brindar justicia como inicio y paz como consecuencia.

Otra de las “paradojas más grandes que se viven hoy en la región es que el bienestar de las familias es una condición fundamental para el desarrollo educativo de las nuevas generaciones, pero el acceso a ese bienestar está regido casi exclusivamente por el mercado. La calidad de vida de las familias depende del modo en que se articulan con el mercado de trabajo, en contextos en que esos mercados son altamente excluyentes y competitivos”(4).

Para mostrar esta realidad que no solo se observa desde fuera sino que además, y lamentablemente, se vive desde dentro, revisemos algunas cifras que expone el ex Jefe del Instituto Nacional de Estadística, Farid Matuk(5) en relación al crecimiento económico acontecido en nuestro país durante los últimos dos años: “…si el tamaño de la torta era 100 en el tercer trimestre de 2006, creció a 120 en el tercer trimestre de 2008; pero este crecimiento fue vano para cada uno de los tres peruanos de cada diez que padecía hambre hace dos años, porque ahora siguen siendo 3 de cada 10”.

Visto desde otra perspectiva y dicho de otra manera, días atrás advertía un líder sindical chileno en relación a la tan solicitada flexibilización laboral requerida por el sector empresarial(6) : "Las inversiones se van a ir cuando la paz social se altere. Yo estoy seguro que el día que nos agredan se acaba la paz social. Hay un límite de lo que uno puede aguantar", lo cual además nos confirma que el de la desigualdad y la falta de paz no es un problema propio del Perú, sino de la región.

Confirmando esta visión latinoamericana de la pobreza, el desarrollo y de la “paz”, tenemos que “En 2007, en América Latina el 34,1% -184 millones de personas- de la población vivía en pobreza y el 12,6% -68 millones de personas- en pobreza extrema. Sin embargo, en 2008 la pobreza sólo bajó casi un punto porcentual, al colocarse en 182 millones de individuos, mientras que la pobreza extrema aumentó a 71 millones”(7).


Consecuentemente y a la búsqueda de alternativas viables de mejores escenarios para el desarrollo de nuestros pueblos debemos asumir la “construcción de la paz como una tarea permanente, que requiere la defensa de la vida, de la ecología social y humana y de los derechos humanos, en el marco de las formas democráticas de convivencia y en función de un Desarrollo Humano Integral”(8) y comprender finalmente que “la paz no se reduce a la ausencia de violencia, ni se genera espontáneamente por meros sentimientos de compasión, ni, menos aún, puede ser solamente el fruto de decisiones de los centros de poder mundial (9).


Tarea permanente que en la Mesa de Trabajo Mons. Oscar Romero aunamos a la construcción de esperanza en los términos en los que lo plantea Cecilia Tovar(10): “Decía Mons. Romero que alentar la esperanza de su pueblo era una tarea fundamental para él; lo es también para todos los cristianos” y es que vale la pena tener presente que “…la esperanza no es un <>, sino algo que tenemos que ir haciendo realidad a través de acciones en las múltiples dimensiones que supone”.

En tal sentido vale la pena rescatar el aporte del poeta, Luis Espinal(11), en relación a la paz


Señor de la vida, enséñanos a trabajar
Para la paz, y no para la discordia;
La paz, por supuesto, basada en la justicia.


La paz debe concebirse, no solo como ausencia de violencia física, sino de una forma más integral que asegure ausencia de todo tipo de violencia, tanto física, psíquica y social; y para ello es necesario modificar todas las relaciones entre seres humanos, que garanticen justicia social como ingrediente básico de una paz sostenible, y no una situación de relaciones tensas entre los diferentes actores sociales por la injusticia estructural que tienen nuestras sociedades.

Entonces, ¿será posible cantar hoy la misma canción?, ¿quizá con otra letra?


Se oye cada día una melodía sin fin,
Viene cantando celebrando la paz.
Alegría de hombres que viven con esperanza

¿Se acabó la guerra, se acabó la ambición?

Decimos todos “Vivimos en Paz”
El pueblo es libre hoy.

La paz no oprime, hay libertad,
Alegría y vida, la paz del amo
r.


Carabayllo, Marzo de 2009.

(1) Tomado de: “Celebraciones de la Fe para Comunidades Cristianas de Base”, años setentas.

(2) Publicado en Revista “Somos” de “El Comercio”, el sábado 10 de enero de 2009, pp.3, en referencia a una publicación en “The Economist” del 05 de enero de 2009.

(3) Ibid.

(4) Tomado de: www.siteal.iipe-oei.org, “La escuela y los adolescentes”, febrero 2008, Sistema de Información de Tendencias Educativas en America Latina - SITEAL

(5) Publicado en Diario “La República”, el domingo 11 de enero de 2009, pp. 17.

(6) Tomado de “Argumentos inflexibles” en América Economía Online, Anticipo Edición 371, difundida el 31 de enero de 2009.

(7) Tomado de “El efecto más cruel” en América Economía Online, Anticipo Edición 371, difundida el 31 de enero de 2009.

(8) “Referencias para un Modelo de Desarrollo Humano Integral”, Centro Latinoamericano para el Desarrollo, la Integración y Desarrollo - CELADIC, 2008

(9) Ibid.

(10) “Reconciliación y Opción por los Pobres”, Instituto Bartolome de las Casas - IBC y Centro de Estudios y Publicaciones - CEP, 2007

(11) “Oraciones a quemarropa”, Luis Espinal, Centro de Estudios y Publicaciones – CEP, 3ra, Edición, 1988, pp. 80.


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